¿Por qué Yeshua viola la ley de Moisés?


Preguntas bíblicas:

¿Por qué Yeshua (Jesús en hebreo) dice: “Pero ahora te digo, si haces una promesa, no hagas votos” (Mateo 5:34). Pero Di-s dice en la Torá (Cinco Libros de Moisés): «Honra al Señor Di-s y haz tus votos en Su nombre» (Deuteronomio 10:20). ¿Por qué Yeshua viola la ley de Moisés?

Respuesta bíblica:

A primera vista, esto parece un problema, pero la respuesta se proporciona en contexto. El siguiente pasaje contiene toda la declaración registrada de Jesús,

Otra vez habéis oído decir a los ancianos: ‘No haréis votos falsos, sino que cumpliréis vuestros votos al Señor.’ “Pero yo os digo: no hagáis nada en el cielo porque es el trono de Dios, ni en la tierra porque es el estrado de sus pies, ni en Jerusalén porque es la CIUDAD SANTA. EL GRAN REY. «No jurarás sobre tu cabeza, pero no puedes hacer que el cabello sea blanco o negro. “Pero ya sea que su declaración sea ‘sí, sí’ o ‘no, no’; y todo lo que está fuera de eso es malo. (LBLA) Mateo 5:33-37

Note que Jesús está hablando de falsos votos o falsas promesas. Habla de promesas o promesas hechas por «cielo», «tierra», «Jerusalén», etc. La declaración resumida de Jesús es que debemos decir lo que queremos decir. Debemos cumplir nuestras promesas. Nuestro «sí» debe significar «sí» y nuestro «no» debe significar «no». Mucha gente no se apega a eso. Para una explicación más detallada de este pasaje ver el estudio del Sermón del Monte en Mateo 5:33-37.

Apuesta por tu lesión

Nuestro Señor quiere que lo honremos cumpliendo nuestras promesas, incluso si es en detrimento nuestro.

. . . los que temen al Señor; Jura por su propia lesión y no cambiará. (LBLA) Salmo 15:4

Jesús no rompió las promesas. Deuteronomio 6:13 y 10:20 nos dice que cuando hacemos un voto debemos hacerlo en el Señor,

Temerás al Señor tu Dios; le servirás y le obedecerás e invocarás su nombre. (LBLA) Deuteronomio 10:20

El ejemplo del Nuevo Testamento se encuentra en Santiago 4:15-16 donde se nos dice que digamos:

«Si el Señor quiere, viviremos y también haremos esto o aquello». Pero así te jactas de tu arrogancia; todo ese orgullo es malo. (NASB)

Conclusión:

Nuestras palabras deben mostrar que nuestros planes y promesas dependen de Dios con el propósito de que cumplamos con nuestra obligación para nuestro propio daño. Nuestro sí debe significar sí y nuestro sí debe significar no. Dice D. Bonhoeffer: «El discípulo está llamado a ser luz en su palabra» (El precio de la disciplina).

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